Es mentira que no hay nada escrito sobre gustos. Prendo la tele y hay "expertos" que enseñan a peinarse a las dueñas de casa, o a sacarse partido. Uno abre el diario el viernes y salen críticos que dicen qué peliculas valen la pena, qué restoranes merecen una visita y qué es lo que hay que ver en televisión. El diario del sabado nos enseña no tan solo como deben ser nuestras casas, sino que muestra fotos de los que pueden arreglarnos la vida.
Hay una actitud de rebaño que me impresiona. Hablaba con un amigo italiano, que me decía que en su país todo el mundo opina si las cosas son bonitas (bellas) o feas (brutas). Aquí uno con suerte se encuentra con "está bien" o un "está mal", lo que viene a ser el equivalente a cero si uno pide un juicio. Hay susto a equivocarse. A salir con una polera que el resto pueda encontrar horripilante. Y la gente busca por otros lados certificaciones de gusto. Puede ser una camisa con un tipo jugando polo arriba del caballo, o un objeto que por ser comprado en Alonso de Córdova y pagar un sobreprecio, garantiza que es bonito. En mis primeros años universitarios trabaje en una tienda de ropa aspiracial en un mall donde me pagaban por comisión y obvio que yo recomendaba las prendas más caras antes que las que encontraba bonitas (que es lo mismo que pasa cundo uno pide a un mozo que recomiende un vino en un restorán). Curiosamente más de una vez me pidieron prendas que tuvieran la marca más grande inscrita. Y eran recisamene las que yo nunca me hubiera comprado.
No se la cantidad de veces que he oído de alguna amiga, que la misma ropa que se compra en un mall es la que se encuentra a mitad de precio en el Apumanque y a un cuarto en Patronato. Solo es necesario tener un ojo entrenado pra darse cuenta.
Es ese ojo el que la gente está externalizando y por el cuál está dispuesto a pagar. Antes el dejota era el tipo que ponía la lista de canciones que uno le pasaba. Ahora un va a una fiesta a escuchar lo que el tipo anda antojado de poner. Lo mismo pasa con los restoranes... uno va donde está el chef X. O uno se hace la casa con cierto arquitecto que se viste de negro y sale en la publicidad del Banco de Chile. Ya poco importa el trabajo en si. Si es publicado, y tiene difusión ha de ser bueno. Uno no se pregunta si todo lo que sale impreso es cierto. Hace falta un gran "El Mercurio miente". Me pasa aún hoy cuando llego a un lugar y pregunto de quién es la canción que suena. Más de una vez me he sorprendido detestando una canción pero cuando se que la toca una banda taquillera termino diciendo: "es buena esta canción".
La otra salida a eso es trabajar a favor de la corriente. Estudiar una carrera reñida con el gusto y ofrecerse al mercado. Es la eterna pugna que tienen, por ejemplo, los arquitectos de la vieja escuela. Ellos son de esperar que sean sus obras las que hablen por ellos. Y por eso no tienen página web, y por eso pocos tienen pega. Pero hoy por hoy, donde hay gente que está dispuesto pagar el sobreprecio que garantiza que algo es bonito (por
ejemplo ) el que no entra en la rueda, muere pollo.
Yo por mi parte coincido con lo que me dijo una vez un enólogo cuando le pregunté por cuál era el mejor vino. Él me respondió que no hay recetas. Que el mejor vino es el que más me gusta. Sea de caja o en botella de cristal de Murano.... y sigo tratando de comprar los buenos vins en caja. A fin de cuentas... la calidad va por dentro, no?
This entry was posted
on Wednesday, November 15, 2006 at 6:14 AM.
You can skip to the end and leave a response.