Esto de trabajar en una "empresa" de arquitectura ha sido todo un desayuno para mí. Llevo ya una semana, y tengo una mezcla de sensaciones. Por un lado la semana se me esfumó sin darme cuenta. Y por otro lado siento se me hizo eterna. No tengo ahora tiempo para mucho: no he podido leer el diario-ni en internet-, ni ver televisión, menos películas. Hice la prueba de ir a trotar un día antes del trabajo, y partí oscuro. Es posible, pero hay que ver a qué costo de sueño. A mis amigos no los he podido ver. En un "si" que no se piensa demasiado se renuncia a bastante. Pero estoy feliz. Después de estar algunos días preguntando qué más se puede hacer a mi jefe (con el iluso afán de que digan "nada, no te preocupes, ándate para la casa"), aprendiéndose los nombres de los 35 que trabajamos, y por fin con un computador (traté de instalar el itunes, y mi jefe me dijo amablemente "esas cosas las hacemos en la tarde"), pero sin tiempo para hacer nada extra laboral como sacar la vuelta. De hecho he deseado fumar -nunca en mi vida lo he hecho- pero me he percatado deelo buena excusa que es para descansar un ratito. Y es que ha sido una semana frenética... hoy había entrega, por lo que ayer estuve hasta las 3 am trabajando.La oficina se puso con pizzas y taxis de vuelta para la casa, pero igual es un ritmo rudo. Eramos tres los que quedábamos a esa hora. Para hoy pidieron que estuviéramos todos a las 8:30. Nunca pensé que eso de si estaba dispuesto a trabajar 16 horas diarias fuera a ser verdad, pues mi papá dice que trabaja 12 todos los días, y sus matemáticas andan tan bien como mis finanzas. Por eso dije que si estaba dispuesto.. y veo que a veces es cierto. Cuando uno es pajarito nuevo hay que ser el primero en llegar y sensato para irse.
Mientras caminaba ayer en la noche de vuelta a mi casa, pensaba que estoy contento, pues me estoy acostando cansado, pero con una sonrisa... aprendiendo como chancho en esta suerte de servicio militar, donde doy bote como condenado, pero ya perdí la vergüenza de preguntarlo todo. Es de esperar que mis compañeros no pierdan su paciencia conmigo.
Y para termino de semana, nada mejor que otro desayuno... hoy pude irme a las seis... y llegué a comerme unos huevos revueltos con una marraqueta calentita... ¿qué hay mejor que eso?
This entry was posted
on Friday, May 12, 2006 at 5:27 PM.
You can skip to the end and leave a response.