Es lógico que cuando uno sale del colegio se ponga curioso en todos los aspectos de la vida. Son esas cosas las que nos identifican, y nos ayudan a tomar decisiones de vida. Así, grupos de música, libros, películas, lugares donde se compran ropa, piercings, tatuajes,etc. Cuando tuve la edad hice exactamente eso. Empecé a leer algunas cosas, iba a exposiciones de pintura (reconozco hoy que poco y nada entendía), fui a conocer la ropa usada de bandera, me dejé el pelo largo (en esos tiempos tenía)... me compré la pomada.
Entré a estudiar arquitectura, y me encontraba con gente que hablaba de Kandinsky en primer año, o que formulaban preguntas elaboradísimas en que después de una exposición de 3:47 minutos, el profesor se remitía a un "Si", "No", o "¿me podrías repetir la pregunta?". Era un desafío poner en aprietos a los ayudantes y demostrar que eran unos pelmazos que no sabían nada. Algunos años después me tocó ser ayudante y me di cuenta de lo adorable que puede ser el alumnado inteligente.
Está bien. Me parece válido que uno sea curioso y que se interese por cosas. Que tenga tema. Que tenga "volá", cuando a lo Clos de Pirque, la calidad va por dentro. Ojalá que uno no pierda nunca esa inquietud por las cosas.
Estuve en electivos de cine, y de literatura. No me arrepiento. De hecho, creía tener mucho tema de conversación. Pero un día tuve clases con un profesor que ante algunas preguntas contestaba simplemente "Sabes que no se lo que me preguntas. Podrías investigarlo y nos cuentas". La primera vez que oí eso, además de reirme, primero del brillante compañero que al elaborar su pregunta había tomado toda la clase para que supieramos que inteligente era, y luego del caradurísmo del profesor. Pero entendí que no por decir eso era peor profesor. Y le encontré toda la razón.
Con el tiempo llegué a ser ayudante de él, y me encantaba decir que no sabía algo cuando así era, ante la inquisición de los estudiantes. Creo que es más respetable que irse por la tangente y no responder lo que a uno le preguntan, sino lo que uno sabe.
Así durante mi curso de cine, vi Bleu, Blanc y Rouge, el Ciudadano Kane,2001 odisea del espacio, películas iraníes, etc. Creo que las entendí (no se si me conmovieron), pero cuando llegamos a Tarkovsky (un ruso que dicen que es el mejor cineasta del mundo) tuve que tirar la toalla. Sencillamente me quedó grande el poncho. Lo mismo me pasa con ciertos temas. Por mas que he querido, me cuesta la poesía, no entiendo la danza y no he tenido buenas experiencias de teatro. Ahora, cuando no me agarra alguno de los pocos libros que puedo leer, lo dejo. Ya se que no me va a sorprender en las últimas 10 páginas. Prefiero no bajar con el libro bajo el brazo a la playa mostrando el título en el trozo que sobresale hacia adelante. Siempre me la ganan los bikinis. Y si sale el tema sobre algo que no he leído, visto o oído, sencillamente respondo que no lo conozco y escucho lo más atentamente que puedo si el tema es entretenido.Cuando se ponen lateros prefiero ir a buscar una piscola, u otra vez, los bikinis.
A veces me da la sensación que el hecho de que algo sea rebuscado e indescifrable le entrega un valor agregado a peso propio de alguna obra. Una banda es buena si nadie más la conoce. Pero si la tocan en la Concierto, "me la trillaron" y ya no me gusta. Y parece que me cansé de tratar de ser alguien más culto del que me gusta ser.
Hoy, suelo terminar hablando de potopeocacapipí con mis amigos, disfruto de las películas de Will Ferrell, Zoolander está en mi top five, me gusta una canción de Enrique Iglesias (Escapar), me compré las dos primeras temporadas de Padre de Familia, y leo cuando tengo ganas y logro ganarle a la tele.
P.D. Reconozco que puede sonar contraproducente esto con mi otro blog.
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on Wednesday, April 26, 2006 at 8:02 PM.
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